Los lagos y lagunas son los principales depósitos de agua dulce superficial en el Planeta. El volumen de agua que contienen es 40 veces mayor que el de los ríos y arroyos, incluyendo a los grandes ríos como el Nilo y el Amazonas.
El lago Baikal en Rusia es el lago más grande, más profundo y más antiguo del mundo, y almacena 27% del total de agua dulce contenida en los lagos del mundo. Sin embargo, si sumáramos la superficie de todos los lagos, lagunas y presas del mundo apenas cubrirían 2% de la superficie terrestre, lo que nos reafirma el hecho de que el agua dulce puede ser un bien “escaso”.
Independientemente de su cantidad, la importancia del agua es mayor por su movimiento en la Naturaleza. Existe un flujo continuo del agua conocido como ciclo del agua (o ciclo hidrológico). Aunque como todo buen ciclo, el hidrológico no tiene un principio y un fin, la evaporación del agua del mar y de las aguas superficiales de los ríos y lagos, y la transpiración de los seres vivos, son consideradas como su inicio. A través de este proceso, se incorporan pequeñas partículas de agua a la atmósfera que, cuando se condensan sobre partículas de polvo, polen u otras superficies, forman las nubes (que son esencialmente vapor de agua) que luego son transportadas por el viento.
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